Es el mantenimiento efectuado con la intención de reducir la probabilidad de fallo de un bien o del servicio que nos da una instalación. En la actualidad se encuentra muy asistido por herramientas informáticas, tanto para la gestión como para el control.
Las instalaciones de los edificios permiten la realización de las actividades que se desarrollan en su interior: domésticas, fabriles, servicios, etc. Su buen funcionamiento es indispensable para nuestro sistema de vida.
La energía eléctrica, el agua, el aire, la luz, el calor, la información... deben fluir por las instalaciones para que se puedan utilizar, y además sin que existan riesgos. Los problemas derivados de un corte de suministro de una de estas instalaciones pueden ser gravísimos, muy costosos e incómodos.
Por todo ello es recomendable llevar un plan de mantenimiento preventivo para minimizar estas situaciones tan desagradables.